El „caso” Wilhelm Reich y su significación en el esclarecimiento 
de la historia de las actuaciones de la Sociedad Psicoanalítica Alemana 
conjuntamente con la dirección de la Asociación Psicoanalítica Internacional 
bajo el estado nacionalsocialista en el período desde 1933 a 1945, 
y su posterior repercusión1


Die Größe jeder gewaltigen Organisation
als Verkörperung einer Idee auf dieser Welt
liegt im religiösen Fanatismus [...]
Adolf Hitler (1925/27, pag. 385)

La grandeza de toda organización combativa
como encarnación de una idea en este mundo
reside en el fanatismo religioso...
Adolf Hitler (1925/27, pag. 385)

Die Struktur des Faschisten
zeichnet sich durch [...]
Glauben an die göttliche Bestimmung
des „Führers“ aus.
Wilhelm Reich (1933, pag. 122)

La estructura del fachista
se caracteriza por...
la creencia en la determinación divina
del „Führer“.
Wilhelm Reich (1933, pag. 122

 

La primera edición de este libro (1) se publica alrededor del centenario del nacimiento de Wilhelm Reich, su resonancia fue sorprendente y su repercusión enorme . Reich fue recordado y el libro muy comentado. Sin embargo en el centro de la discusión se destacaba la pregunta acerca de la motivación política y la fundamentación jurídica de la exclusión de Reich en 1933 en forma secreta de la Sociedad Psicoanalítica Alemana (DPG) y su confirmación pública en 1934 por parte del comité de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPV), en inglés IPA.

Las circunstancias y las razones que rodearon esta acción en aquel momento respecto de las posiciones psicoanalíticas y políticas de Reich fueron indagadas por varios autores como a su vez en cuanto a las razones más profundas de las discrepancias entre Freud y Reich, pero también la conducta de los psicoanalistas durante y luego de la época del nacionalsocialismo (véase Klotter 1998; Dahmer 1998; Fallend/Nitzschke 1998 a, 1998 b; Fallend 1999; Nitzschke 1999 a, 1999 b, 2000 a, 2000 b; Freudl 2001; Lothane 2001 a, 2001 b; Goggin/Goggin 2001 a, 2001 b).

Este esfuerzo de reconstrucción fue complementado por medio de nuevos aportes acerca de importantes discípulos de Reich que hasta entonces no habían sido mayormente considerados en la literatura de la historia del psicoanálisis, como el de Karl von Motesiczky, muerto en Auschwitz (Rothländer 1998, 2000), o Sigurd Hoel quien contribuyó al radicalismo cultural noruego (Schmeling 1997) por él publicados en los cuadernos 13-15 de la Zeitschrift für Politische Psychologie und Sexualökonomie (Revista de psicología política y economía sexual) (mientras que los cuadernos 1-12 fueron publicados por Reich bajo el pseudónimo de Ernst Parell).

En este contexto cabe recordar una vez más el texto de Wilhelm Reich de 1933 Psicología de las masas del Fachismo. En este trabajo psicoanalítico-social-político Reich intentó explicar la génesis de la disposición con la que caracteres ligados autoritariamente (véase Análisis del Carácter, de 1933) se integran a estructuras jerárquicas, para poder transformar su potencial autodestructivo en heterodestrucción encubiertas por órdenes del conductor (Führer) e ideologías de contenido aparentemente religioso. Con este trabajo publicado en el año de la „toma del poder” Reich da por tierra tanto con el comunismo partidario a-psicológico como con el psicoanálisis institucional a-político. Reich fue entonces excluido en el mismo año tanto por el PCA (Partido Comunista Alemán) como por la SPA (Sociedad Psicoanalítica Alemana). Durante el 13º Congreso Psicoanalítico Internacional de Lucerna no se permitió más la exposición del libro en el stand.

La posición de Reich fue apoyada por varios autores como Karl Landauer quien publica un artículo en la Zeitschrift für Sozialforschung (Revista de investigación social), destacando que Reich, „al contrario de la mayoría de los psicólogos que irrumpen con palabras como omnubilamiento de la masa y psicosis de masas, no se da por satisfecho y se interroga por cuánto en el individuo va al encuentro del lider como para dejarse omnubilar” (1934, pag. 106). También Max Horkheimer reconoció en la Psicología de las masas del Fachismo una „continuación teórica del aporte freudiano” y expresó a pesar de algunas diferencias: „Nosotros coincidimos en muchos puntos con su interpretación psicológica acerca de los particulares rasgos del carácter burgués” (1936, pag. 224, nota al pie 3). En tercer lugar Erich Fromm ya había resaltado el libro temprano de Reich Der Einbruch der Sexualmoral (1932) (La Irrupción de la Moral Sexual) „como un importante y estimulante aporte enriquecedor a la literatura analítica marxista socialpsicológica, aún en comienzos” (1933, pag. 122). Reich pertenece a los autores que dieron impulso a los estudios de la personalidad autoritaria tanto como para el Miedo a la libertad de Fromm (1941).

De la vereda de enfrente se encontraba el rechazo al punto de vista socialpolítico-psicoanalítico de Reich por parte de Freud y los representantes oficiales del psicoanálisis que sostenían que los esfuerzos por esclarecer los mecanimos psíquicos que estabilizaban las condiciones políticas de sojuzgamiento, interpretado como abuso del psicoanálisis (al servicio del ‘bolchevismo’). Y hasta hoy en día se dice, de manera aparentemente objetiva: „Considero de modo firme que la mayoría de la IPA, al igual que Freud no considera al autor de Psicología de las masas del Fachismo (a diferencia de Análisis del Carácter) un par” (Schröter 1998, pag. 190). Esta aseveración es complementada mediante el intento de purificar a Ernest Jones, quien pertenecía a los adversarios declarados de Reich. Así se dice que Jones „no habría mentido”, cuando escribió en su Biografía de Freud (1962, III, pag. 229), Reich había renunciado a la IPA. Más bien Jones había sido „un diplomático por excelencia”, que había utilizado un estilo „como le es propio a un diplomático”. De este modo no habría expresado „la no-verdad como mentira, sino de modo de una verdad a medias o en un cuarto, „cuyo complemento él calla” (Schröter 1998, pag. 188).

Esta manera de mentir le era ajena a Ana Freud, cuando le escribe a Lou Andreas-Salomé el 6 de diciembre de 1934 de manera abierta no diplomática: „El congreso en Lucerna me llevó casi el verano completo ya que era secretaria de la IPA y fue casi imposible hacer frente a la tarea [...]. A Reich lo tuvimos que separar, era imposible seguir con él.” (Andreas-Salomé/Freud 2001, pag. 645).

En este punto se interpela aquello en lo que el „caso” Reich nos va a hacer recordar siempre – al „destino” del psicoanálisis bajo Hitler (y a la psicoterapia bajo el estado NS: Cocks 1985, 2001). Los funcionarios del psicoanálisis tenían que separarse de Reich, quien ocupaba un lugar prominente en las listas NS de encausados, si querían mantenerse en conversaciones con los que detentaban el poder y poder „salvar” a las instituciones psicoanalíticas en el estado NS. Reich les había advertido acerca de estas fantasías de salvataje. Sus advertencias sin embargo fueron ignoradas – y aún hoy son interpretadas según las reglas del arte diplomático, de esta manera: „ se puede objetar, que Reich tempranamente sostuvo la afirmación de que el psicoanálisis y el nacionalsocialismo son inconciliables y cada acercamiento lo consideró un „autosacrificio sin sentido”. (Reich 1935, pag. 61)

„Alguien dijo una vez, toda historia es historia contemporánea históricamente trajeada” (Hobsbawm 2001, p. 228). Esto sonarará muy sobreagudizado, pero apunta a una verdad cual es: quien escribe historia produce historia. „Toda investigación histórica presupone calladamante, que una selección, una pequeñísima selección a partir de las infinitas actividades humanas en el pasado, y los factores que han tenido efecto sobre ellas ha sido efectuada. Es más, no existe un criterio general acerca de cómo ha de efectuarse esta selección [...].” (2001, pag. 85). Pero existen intereses. Y estos determinan la selección de los acontecimientos, que serán recordados, como a su vez el contexto, en el que los acontecimientos deben ser recordados. Historia es por eso presente – también cuando se trata del pasado. La historiografía es un hacer-historia, que ocurre en el presente – y que no raramente sirve para embellecerla y quizás también para ser utilizada a los efectos prácticos de los dominadores” (2001, pag. 256). Quien hace historiografía – construye modelos de interpretación: este es el ‘sentido’ de la historia. Concebido así también el abuso de la historia hace ‘sentido’.

Como ejemplo cítese la siguiente afirmación sobre la situación de los/las psicoanalistas durante los doce años del tercer Reich: „Los psicoanalistas no eran ya más una secta pequeña, elitista, conspirativa. Uno no se orientaba más sólo según el padre fundador (Freud –KF/BN). Tampoco se tenía miedo de la desconsideración de los otros padres. Para ello había sobrevivido un cierto espíritu pionero, el espíritu de la ilustración ” (Dührssen 1994, pag. 182). De este ‘espíritu’ estaba también embuhido Müller-Braunschweig, cuando como segundo presidente y tesorero de la DPG se esforzaba por recuperar viejas ‘deudas’ (= antiguas becas de la DPG). Luego de que describiera la ‘perspectiva de modernización’ del psicoanálisis bajo Hitler en 1933 en la revista partidaria Reichswart, puso su campaña esclarecedora de 1935 bajo el título La Idea nacionalsocialista y el psicoanálisis con la aclaración que el psicoanálisis estaba obligado a una desconsiderada investigación de la verdad y no podría por ello contradecir una cosmovisión, cuya naturaleza es ser combativa” (cit. R. Lockot 1994, pag. 38, fn 19). Se alude a la ideología NS. Se ponderaba al “régimen nacionalsocialista”, cuya existencia “había creado en un alcance muy diverso los antecedentes para ello”, para poder darle a la DPG una verdadera “cara alemana” (Müller-Braunschweig 1935, pag. 167). Esta cara alemana fue retratada por Anne Buchholtz un poco más tarde así: “El grupo berlinés se ha colocado bajo la dirección de Böhm y Müller-B.(raunschweig) a la par e identificado con el Nacionalsocialismo” (1936, pag. 111).

Esto se refería a la situación luego de que fuera encarcelada Edith Jakobson por parte de la Gestapo y la corrección cosmética, mediante la cual la ‘cara’ de la DPG fuera hecha un poco más alemana: los aún restantes judíos que seguían en la DPG fueron exhortados a alejarse ‘voluntariamente’. Erich Fromm, quien para esta época ya vivía en los EEUU, pero seguía siendo aún miembro de la DPG, supo por trascendidos que había sido separado de la misma. Fromm se quejó ante el presidente de la IPA, quien le contestó ‘diplomáticamente’, que el alejamiento de los judíos de la DPG no había sido una exclusión, más bien se había hecho necesario para ‘salvar’ a la DPG. Como compensación Jones le ofreció la libre membresía en la IPA, la que más tarde Fromm perdió bajos similares condiciones como antes la de la DPG: cuando a comienzos de los años 50 no encontró su nombre en el róster de la IPA, preguntó que significaba esto. Acto seguido recibió la ‘diplomática’ respuesta, los estatutos de la institución habían cambiado. El podría promoverse nuevamente. Pero si querría esto ya que sus posiciones entretanto se habrían distanciado de las posiciones de Freud..? Fromm entendió el señalamiento y renunció ‘voluntariamente’ a una nueva solicitud de admisión. (Funk 2000, pag. 194).

Luego de la renuncia de los judíos de la lista de membresía de la DPG a fines de 1935 restaba aún un pequeño inconveniente en el camino para el planeado ingreso de la DPG en el Deutsches Institut für psychologische Forschung und Psychotherapie (el así llamado Göring-Institut). Los funcionarios de la DPG creían que para ingresar al Göring Institut debían dejar su estatuto como filial de la IPA. Así que renunciaron a la IPA como sociedad miembro. Esto fue un error. Los nazis necesitaban a la DPG como sociedad miembro de IPA, para poder aparecer de modo propagandístico en el escenario científico mundial. En una carta dirigida a Matías Heinrich Göring dice Staupendahl ( el comisionado plenipotenciario del decano para asuntos de la escuela superior Franz Wirz, que a la vez pertenecía al cuerpo superior ante el representante del Führer), le había comunicado al „Pg. (compañero de partido) Blome” que: „El grupo alemán debe bajo toda forma permanecer en la sociedad psicoanalítica internacional (asociación), porque se había colocado en oposición a la teoría freudiana. Sino no tendría oportunidad en ninguna parte de plantear en un foro internacional su oposición a la teoría freudiana y de esa manera poder enfrentar el espíritu judio del psicoanálisis. No debemos perder el acceso al campo de batalla donde enfrentar al oponente” (carta del 29 de julio de 1936, citada por Zapp 1980, pag. 66). De esta manera la DPG retiró nuevamente su renuncia de la IPA, quedando con el consentimiento de la comisión directiva de la IPA, como sin más ‘depurada de los judíos’ y jurando sobre Mein Kampf de Hitler quedando como sociedad miembro de IPA.

Fines de 1938 se disolvió la DPG por sugerencia de los nazis, cuyo situación política de intereses se había modificado, pero lo hizo ella misma ( es motivo de polémica si sobre la base de esta disolución forzada ella perdiera su pertenencia a IPA). Los psicoanalistas seguían activos en el Göring Institut como grupo A de IPA y así trajeados seguían siendo vistos como ‘peligro judio’. El 13 de abril de 1944 escribía el psiquiatra de Crinis al comisionado del ministerio de salud y asuntos sanitarios, profesor Dr. Rostock: „lamentablemente el Instituto de Investigaciones psicológicas y Psicoterapia no ha declinado la orientación del psicoanálisis freudiano, y la psiquiatría alemana tendrá que despojarse en un futuro próximo de estas muestras de degeneración, que llevan puestas un traje nacional y proceder” (citado por Zapp 1980, pag. 235) A esto no se llegó. Luego de doce años también el ‘imperio milenario’ había sido destruido. Y con ello los psicoanalistas se encontraron ante un nuevo problema: ¿Cómo explicarían ahora la cara ‘alemana’ de la DPG? ¿A quién quieren ellos ahora adjudicar la responsabilidad por la ‘modernización’ del psicoanálisis bajo Hitler?

El aún Presidente de IPA en funciones Ernest Jones encontró también para esta difícil problemática una solución sencilla: en el 16º Congreso Psicoanalítico Inaternacional de Zurch en 1949, le hizo leer una conferencia (no anunciada anteriormente) a Carl Müller-Braunschweig, quien entretanto devino en en el primer presidente de la recientemente remozada DPG, en la que fue severamente atacado Schultz-Henke. Previo a esta conferencia Schultz-Hencke había dado una conferencia (sí previamente anunciada) (véase su reimpresión en Lockot 1994, pag. 343–346), en la cual reiteró posiciones que había sostenido de modo similar ya antes de 1933 (y también durante el tiempo del ‘tercer Reich’), por el cual fuera criticado ya antes de 1933. Sin embargo Schultz-Hencke de modo diferente a Müller-Braunschweig no editó durante el tiempo del NS escritos propagandísticos a favor del régimen. Empero luego de que Müller-Braunschweig leyera su conferencia, por el cual fuera alabado expresamente por Jones como uno de los pocos psicoanalistas alemanes, que durante los tiempos del NS habrían permanecido fiel a Freud, se pudo buscar para la ‘cara alemana’ de la DPG un nuevo nombre. Y se lo encontró: Schultz-Henke, cuya „postura antinacionalsocialista”(Lockot 1985, pag. 131) era conocida entre los colegas del Göring-Institut, valió entonces como el psicoanalista, que más fuertemente había cooperado con el sistema NS y que mayor provecho había obtenido de él.

Barbara Lantos, quien había pertenecido como freudiana de izquierda al cículo de los receptores de las circulares de Fenichel y que por los conocimientos de fondo allí difundidos sabía, quiénes de los señores presentes en Zurich en 1949, habían conducido de forma decisiva los ‘destinos’ de la DPG bajo Hitler, se opuso a la igualación del ‘hitlerismo’ con las posiciones de Schultz-Hencke. Ella hizo referencia a Inglaterra, en la cual diferentes concepciones psicoanalíticas estaban representadas bajo un techo común, y abogó por el inmediato reingreso de la DPG (incluyendo a Schultz-Hencke) a la IPA. Jones, quien no podía tener interés alguno en que se conociera demasiado sobre la organización del ‘proceso de modernización’ a la que había sido sometido el psicoanálisis en el tiempo del NS, contradijo a Barbara Lantos. En la votación subsecuente se impuso mediante su moción: la DPG fue provisoriamente reconocida como sociedad miembro de IPA (Zweigvereinigung). Dos años después, en el congreso de Ámsterdam 1951, fue excluída la DPG (incluido Schultz-Hencke) (las modalidades jurídicas del proceso son discutibles). Y la Deutsche Psychoanalytische Vereinigung (DPV) (Asociación Psicoanalitica Alemana) fundada por Müller-Braunschweig (luego de una oposición inicial sin embargo) por indicación de la comisión directiva de IPA fue reconocida como sociedad miembro de IPA. Primer presidente de esta fina nueva sociedad fue un antiguo buen conocido: Carl Müller-Braunschweig.

De esta manera se habían eliminado tres moscas de un solo saque: la exclusión de la DPG (con Schultz-Hencke) se pudo entonces interpretar como distanciamiento de IPA/APA respecto de los psicoanalistas colaboracionistas con el estado NS ‘alemanes’; Müller-Braunschweig podía entonces vanagloriarse como doble salvador (bajo Hitler como ante Schultz-Hencke); y la exclusión de Wilhelm Reich de la SPA/IPA, con el cual había comenzado la colaboración, se podía entonces interpretar como una querella institucional desencadenada por el ‘loco’ de Reich o aún mejor olvidarla por completo. Así pudo haber permanecido si en 1983 un profano no hubiera desbaratado repentinamente la tregua.

Helmut Dahmer, entonces aún redactor directivo de la revista Psyche, reencontró el artículo publicado por Müller-Braunschweig en la revista Reichswart en un escrito de emigración en el cual Reich había conservado este documento de la colaboración para la memoria de la posteridad. Dahmer re-publicó y comentó el artículo del Reichswart en la revista Psyche – y con ello desencadenó una tormenta de indignación.

En una „carta abierta” del psicoanalista Ehebald de Hamburgo Dahmer fue calificado de el „Simon Wiesenthal del psicoanálisis”. Entre líneas se podía leer una amenaza: sería „[...] altamente lamentable [...], que Ud. pertenezca a los coeditores de Psyche!” En la carta de un segundo prominente psicoanalista (Sven Olaf Hoffmann) se dice de una manera más clara: „Querido Señor Dahmer, probablemente Ud. no valore el malestar causado a la revista Psyche, que conmocionó a amplios círculos de sus lectores [...].”

Stefan Broser (1984) sabía lo que significaba, cuando escribió en la Frankfurter Rundschau: „Allí se debería excomulgar a un coeditor de la revista Psyche [...] como ‘outsider foráneo en la materia’.” El pronóstico se confirmó. En el 34º Congreso Piscoanalítico Internacional, que tuvo lugar en Hamburgo en 1985, expresó Janine Chasseguet-Smirgel, la entonces vicepresidenta de la IPA, acerca de la revista Psyche: „el 70 % de los artículos son sociopolíticos, como el redactor en jefe, sociólogo marxista, ni psicoanalista ni analizado, reconoce de motu propio”. (Chasseguet-Smirgel 1987, pag. 98). Dahmer protestó por la inveracidad de la acusación y la rechazó por falsedad y por „comercialmente dañina” (1987, pag. 1151). Sin embargo el negocio continuó.

Y Dahmer perdió su puesto, luego de que unos años después una pelea entre los editores de Psyche había hecho imposible continuar la tarea conjunta. Ahora sí decidió la Editorial de Psyche, decidiendo de modo poco sorprendente, en contra de Dahmer. A este acontecimiento apuntó la formulación en el prólogo de la primera edición de nuestro libro, Helmut Dahmer habría perdido su puesto como redactor en jefe en los comienzos de los años noventa „a consecuencia” de la controversia generada por él en la revista psicoanalítica especializada Psyche acerca de la historia del psicoanálisis en la Alemania de Hitler. Hans-Martin Lohmann – „Participante principal, iniciador y beneficiario del conflicto entre los entonces editores de la revista” (Dahmer, comunicación personal a Bernd Nitzschke, 1997) – se escandalizó por esta formulación, diciendo que sería „una afirmación completamente infundada [...], Dahmer habría perdido su trabajo por o ‘a consecuencia’ de su posicionamiento político” (Lohmann 1998, pag. 194). Nosotros dimos lugar a malos entendidos por formularlo sintéticamente. Deberíamos haberlo formulado mejor y más expresamente: La re-publicación y comentarios de Dahmer acerca del artículo de Müller-Braunschweig en el Reichswart fue el primer acontecimiento de una serie de acontecimientos, a la que se agregó por último la destitución de Dahmer como redactor en jefe de Psyche, puesto libre que Lohmann aceptó agradecido (que a su vez declinó luego de una nueva disputa con antiguos aliados).

Pasó así el tiempo llegando el verano del 2001 en que tuvo lugar el 42º Congreso psicoanalítico Internacional en Niza. Y con él retornó al presente una antigua historia – haya ella comenzado en Lucerna en 1934, en Zurich en 1949 o en Ámsterdam en 1951. Los miembros de IPA reunidos en Niza debían decidir por enésima vez si la DPG debía ser nombrada sociedad miembro o no. Negociaciones entre los representantes de ambas sociedades fueron precedidas durante años, en cuyo transcurso dos cuestiones jugaban un rol especial: ¿que estatuto debería obtener como grupo la DPG en la IPA (primeramente se decidió por el de Provisional Society of Council)? ¿Y qué requisitos debían cumplir individualmente, los que ya ahora quisieran postularse para ser miembros de IPA? Para la acreditación de la capacidad de ser un psicoanalista de IPA, estaba en primer lugar la realización de un tratamiento psicoanalítico por parte del candidato en formación, cuya presentación debe ser aceptado por un gremium de IPA. Intercambio colegial de opiniones o examen, da lo mismo, palmariamente se era de la convicción que la herencia freudiana podía conservarse (¿o administrarse?) de la mejor manera si se mantenía inamovible un ‘ineludible’ criterio técnico de tratamiento. Sin embargo la historia de la separación y exclusión, ‘modernización’ y fragmentación (comp. Handlbauer 2001) no se puede superar por medio del desplazamiento y reducción a un muy pequeño denominador común.

Esto también era sabido por los participantes de las tratativas. Así se decía por ejemplo en la circular Nº 47 del 3 de febrero de 1999, en las conversaciones habría que tener en cuenta „particularmente la historia del psicoanálisis en Alemania y también considerar especialmente la significación histórica de la DPG” (según el entonces presidente de la DPG Jürgen Körner 1999, pag. 2). Y al comienzo de las conversaciones de reanudamiento entre la DPG y la DPV (como asociación miembro de IPA) ya se había llegado al „reconocimiento”, „que ambas sociedades gremiales específicas no sólo se encuentran ante la tarea de elaborar el pasado común y la fragmentación del psicoanálisis en la Alemania de posguerra [...]” (Körner 1997, pag. 2). No solamente pero también ...¿ No debería este „reconocimiento” (Insight) haber conducido también a entrever el proceso histórico, que comenzó con la exclusión de Wilhelm Reich de la DPG/IPA y que finalizó con la autodestrucción del psicoanálisis bajo Hitler?

La reflexión acerca de la historia en común no jugó finalmente un rol importante en las conversaciones entre la DPG y la IPA, como tampoco en la discusión final de Niza. Esto tuvo consecuencias evidentes – y un malentendido consecuente. Cuando el presidente Franz Wellendorf, que acababa de ser electo en 2001 redactaba una circular a los asociados, en la que pasó revista a la discusión de Niza, escribió: „Ante todo un aporte de John Kafka (Washington) [...] dio a la discusión un giro decisivo. El resaltó ser un emigrado judio austríaco, y que por ello se ocupó personalmente hace muchos años, de modo intensivo, de la historia del psicoanálisis en Alemania. El habría arribado a la convicción de que ahora era el tiempo adecuado para corregir la decisión histórica errónea, de no haberla reincorporado en 1949 nuevamente a la IPA, y para de este modo respaldar su posterior desarrollo en Alemania. Con su voto, que tuvo mucha aclamación el Dr. Kafka apeló de una manera muy personal a un plano emocional hasta entonces soterrado, que en la discusión sobre cuestiones de procedimiento había desplegado una dinámica oculta. A consecuencia no se planteó más una seria oposición contra la aceptación de la DPG en la IPA como Provisional Society of Council” (Wellendorf 2001, pag. 2). Acallando la pesada carga y el escollo – esto es evidente. ¿Sin embargo Kafka habría dicho en Niza también, que habría sido una „decisión histórica errónea”no haber admitido más a la DPG en la IPA? Esto no parece plausible. Puesto que un tal estatuto marcaría una contradicción a la historia institucional, el psicoanálisis freudiano habría sido ‘salvado’ (por Jones, Müller-Braunschweig y otros), primero bajo Hitler y luego de 1945, otra vez - esta vez frente a Schultz-Hencke. Nosotros le preguntamos a Kafka, en qué sentido querría que se entendiera de este modo su aporte en Niza, como en el que había sido reproducido en la circular de la DPG por Wellendorf, y obtuvimos la siguiente respuesta: „Lo que yo quería decir, lo que no habría que callar es, que la discusión actual esta severamente agravada en la decisión actual por la historia del holocausto. Esto debe ser reconocido y explicitado. Recién entonces pueden arribar los miembros en el business meeting (de la IPA – K. F./B. N.) a una decisión positiva, que según mi opinión seguiría respaldando el ulterior desarrollo del psicoanálisis en Alemania” (e-mail de John Kafka del 25. 9. 2001 a Bernd Nitzschke). En una carta posterior John Kafka precisó que en su aporte de Niza no se refería a la decisión de 1949; y que por ello no habría podido hablar de una decisión histórica errónea. El había podido aclarar en el interin, en base a nuestra pregunta, el malentendido con la anuencia de Wellendorf (eMail de John Kafka del 17. 12. 2001 a BN); el malentendido ha sido dado a conocer en el interin como tal por parte de Wellendorf (circular de la DPG Nº 62).

Aquellos, que se habían decidido en 1949 en Zurich y en 1951 en Ámsterdam a votar en contra de la DPG no habían arribado, de acuerdo a su propio entendimiento, a ninguna ‘decisión histórica errónea’. Al contrario: desde su óptica habían arribado a una decisión histórica necesaria, para ‘salvar’ al psicoanálisis freudiano una segunda vez, esta vez ante Schultz-Henke. De que con ello encubren una cadena de decisiones históricas erróneas, que comenzó con el intento en el doble sentido de ‘salvación’ del psicoanálisis ante Hitler y ante Wilhelm Reich, se encuentra en otra hoja. Sin embargo esta hoja podría haberse dado vuelta – si entonces se hubiera querido: justo al comienzo de las conversaciones de readmisión entre la DPG y la IPA la ‘casualidad’ – la „carta abierta” de un no psicoanalista – ofreció la ocasión de confrontar una vez más con la historia. En esta „carta abierta” había sido planteada la pregunta, si la exclusión de Wilhem Reich (Petzold 1996, pag. 490) podía enmendarse. Los representantes de una ciencia que conoce la utilidad terapéutica del recuerdo y la reelaboración, se parapetaron sin embargo en el silencio.

„Mi ‘carta abierta’ dirigida a todas las asociaciones psicoanalíticas y revistas especializadas [...] rogando la publicación y la demanda, de anular la exclusión de Reich, no recibió (con excepción de una constatación de recepción del Forum de Psicoanálisis) respuesta alguna”. (Petzold 1998, pag. 128).

Tan en el silencio no se permaneció, al menos no en la DPG, si bien se permaneció callado. Por de pronto dos analistas encargados por la CD de la DPG se ocuparon de la „carta del Sr. Prof. Dr. H. G. Petzold dirigida a la comisión directiva de Sociedad Psicoanalítica Alemana de fecha 9. 1. 97” – según Günther Schmidt (1997), según su firma presidente del grupo de trabajo Psicoanálisis y Cultura de la DPG. El tomó posición de la siguiente manera: „Resumiendo se puede afirmar, que con la exclusión de Reich se cometió formalmente una injusticia. Esta injusticia no se puede reparar [...]. Ni siquiera mediante la aprobación o respaldo de la petición del Profesor Petzold se puede hacer retroceder lo ocurrido. De ahí que deberia hacerse a la CD la propuesta de no apoyar la idea propuesta de una petición ante la Asociacion Psicoanalitica Internacional. Injusticia ya acaecida ya no es mas corregible. La segunda encargada Sra. Rosemarie Eckes-Lapp (1997), describio de modo adecuado lo que era el caso, que de todos modos habría que dejar de hacer: „La exclusión de Wilhelm Reich, en el momento de entonces, 1933/34, [...] estuvo motivada políticamente y ocurrio de modo injusto lo que atañe a su competencia psicoanalítica de aquel entonces.” Pero: ”Una nominación actual de W. Reich como psicoanalista y una readmisión póstuma no es posible debido a sus ulteriores desarrollos teóricos. Esto no habría de corresponder a sus múltiples ideas y actividades ni al perfil de la DPG de hoy en dia.” Así es: la injusticia no se puede reparar.

La historia no se repite. Y sin embargo se repite. Así tenemos la esperanza que la nueva edición del libro sobre el ‘caso’ Reich sea un aporte en más enriquecedor para la contravertida discusión de la historia del psicoanálisis antes, durante y después de la época del nacionalsocialismo. Agradecemos a todos los autores, que han revisado nuevamente el contenido y estilo de sus trabajos para la presente reedición y recordamos en especial a nuestro coautor y coluchador Johannes Cremerius, quien falleció el 15 de marzo de 2002 a la edad de 83 años (poco antes de ser enviado a la imprenta la presente reedición). Como colaborador de la Clínica psicosomática universitaria ambulatoria de la Universidad de Munich, comenzó en 1950 la construcción de una consultoria para víctimas de campos de concentración. Como simpatizante del movimiento estudiantil del 68, junto con Horst Eberhard Richter en la Universidad de Giessen devino un paladin de un psicoanalisis políticamente esclarecido. Y como director de la Clinica Psicosomática Universitaria de Friburgo continuó su alineamiento en pos de un psicoánalisis libre de anquilosamientos ortodoxos.



Notas
(1) Este trabajo es la reseña del libro de Karl Fallend y Bernd Nitzschke publicado en 1997 por la editorial Suhrkamp con el título de : Der „Fall” Wilhelm Reich – Beiträge zum Verhältnis von Psychoanalyse und Politik (El „caso” Wilhelm Reich – Aportes a la relación de Psicoanálisis y Política) y la traducción mía del prólogo a la reedición del mismo por parte del Psychosozial Verlag en 2002.
Dr. Curt Hacker (Buenos Aires)
Este trabajo fue presentado de modo preliminar en una mesa redonda sobre Psicoanálisis y Política en el 4. Congreso Mundial de Psicoterapia realizado en Buenos Aires, 2005 y en su versión definitiva en el VII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis. La Plata 3 y 4 de noviembre de 2006.



Bibliografía
Andreas-Salomé, L./A. Freud (2001), »… als käme ich heim zu Vater und Schwester«. Briefwechsel 1919–1937 (hg. von D. A. Rothe/I. Weber), Göttingen: Wallstein.
Brecht, K. et al. (Hg.) (1985), »Hier geht das Leben auf eine sehr merkwürdige Weise weiter...« Zur Geschichte der Psychoanalyse in Deutschland, Hamburg: Kellner.
Broser, S. (1984), »Analytischer Aschermittwoch. Kontroverse um die Psychoanalyse unter den Nazis«, in: Frankfurter Rundschau vom 3. 11. 1984.
Buchholtz, A. (1936), »Aufruf an alle internationalen Analytiker!« (zit. n. Faksimile, in: K. Brecht et al. [Hg.], »Hier geht...«, S. 111).
Chasseguet-Smirgel, J. (1987), »Überlegungen zum Hamburger Kongreß«, in: Jahrbuch der Psychoanalyse 20, S. 89–113.
Cocks, G. (1985), Psychotherapy in the Third Reich: The Göring Institute, New York: Oxford University Press. Überarbeitete Neuauflage, New Brunswick: Transaction Publishers 1997.
Cocks, G. (2001), »The Devil and the Details: Psychoanalysis in the Third Reich«, in: The Psychoanalytic Review 88, S. 225–244.
Dahmer, H. (1983), »Kapitulation vor der ›Weltanschauung‹. Zu einem Aufsatz von Carl Müller-Braunschweig aus dem Herbst 1933«, in: Psyche 37, S. 1116–1135.
Dahmer, H. (1987), »Offener Brief an Frau Dr. Janine Casseguet-Smirgel (Paris)«, in: Psyche 41, S. 1149–1151.
Dahmer, H. (1998), »Psychoanalytische Vereinsgeschichte, ›anders‹ erzählt. Zu einer ›Kritik‹ von Michael Schröter«, in: Werkblatt. Zeitschrift für Psychoanalyse und Gesellschaftskritik Nr. 40, 1998, S. 106–123.
Dührssen, A. (1994), Ein Jahrhundert Psychoanalytische Bewegung in Deutschland. Die Psychotherapie unter dem Einfluß Freuds, Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht.
Eckes-Lapp, R. (1997), »Stellungnahme zum Schreiben von Prof. H. Pezold an die psychoanalytischen Fachgesellschaften DPG und IPA«, Masch.
Eickhoff, F.-W. (1995), »The Formation of the German Psychoanalytical Association (DPV): Regaining the Psychoanalytical Orientation lost in the Third Reich«, in: International Journal of Psycho-Analysis 76, S. 945–956.
Fallend, K. (1999) »Unbewußte Zeitgeschichte Über das schweigende Verhältnis von Psychoanalyse und Nationalsozialismus in Österreich«, in: B. Grossmann-Garger/W. Parth (Hg.), Die leise Stimme der Psychoanalyse ist beharrlich - Josef Shaked zum 70. Geburtstag, Giessen: Psychosozial-Verlag, S. 337–350.
Fallend, K./B. Nitzschke (1998 a), »›Diplomatisches‹ Konstrukt. Eine Erwiderung auf Michael Schröters Erzählung der Geschichte des Ausschlusses Wilhelm Reichs aus der DPG/IPV in den Jahren 1933/34«, in: Psyche, S. 77–83.
Fallend, K. /B. Nitzschke (1998 b), »Der ›Fall‹ Wilhelm Reich – jenseits manichäischer Fiktionen und diplomatischer Konstruktionen«, in: Werkblatt. Zeitschrift für Psychoanalyse und Gesellschaftskritik Nr. 41 (Heft 2), S. 37–58.
Fenichel, O. (1942), »Überlegungen zur Einheit der psychoanalytischen Bewegung«, in: Ders.: Probleme der psychoanalytischen Technik (hg. von M. Giefer/E. Mühlleitner), Giessen: Psychosozial Verlag 2001, S. 141–148.
Fenichel, O. (1998), 119 Rundbriefe (1934–1945), 2 Bände (hg. von E. Mühlleitner/J. Reichmayr), Frankfurt a. M./Basel: Stroemfeld.
Freudl, P. (2001), »Warum wird Reich nie erwähnt? Wilhelm Reich und das Trauma der deutschen Psychoanalyse«, in: Psychosozial 24 (Nr. 84), S.137–159.
Friedrich, V. (1990), »Der 13. Internationale Psychoanalytische Kongreß 1934 – Seine Bedeutung in der psychoanalytischen Bewegung. Dokumentation«, in: T. N. Gidal (Hg.), Die Freudianer auf dem 13. Internationalen Psychoanalytischen Kongreß 1934 in Luzern München: Verlag Internationale Psychoanalyse, S. 154–171.
Fromm, E. (1933), (Rezension von: Reich, W., Der Einbruch der Sexualmoral. Zur Geschichte der sexuellen Ökonomie, Berlin/Leipzig/Wien: Verlag für Sexualpolitik 1932), in: Zeitschrift für Sexualforschung 2, S. 119–122.
Fromm, E. (1941), Escape from Freedom. Deutsche Ausgabe, Die Furcht vor der Freiheit, Frankfurt am Main: Europäische Verlagsanstalt 1971, 4. Aufl.
Funk, R. (2000), »Erich Fromm’s Role in the Foundation of IFPS. Evidence from the Erich Fromm Archives in Tübingen«, in: International Forum Psychoanal. 9, S. 187–197.
Goggin, J./E. B. Goggin (2001 a), The Death of a Jewish Science: Psychoanalysis during the Third Reich, West Lafayette: Purdue University Press.
Goggin, J./E. B. Goggin (2001 b), »Politics, Ideology, and the Psychoanalytic Movement before, during, and after the Third Reich«, in: The Psychoanalytic Review 88, S. 155–193.
Handlbauer, B. (2001), »Über den Einfluß der Emigration auf die Geschichte der Psychoanalyse und der Kinderanalyse«, in: Studien zur Kinderpsychoanalyse 17, S. 135–164.
Hobsbawn, E. (2001), Wieviel Geschichte braucht die Zukunft, München: dtv.
Horkheimer, M. (1936), »Egoismus und Freiheitsbewegung. Zur Anthropologie des bürgerlichen Zeitalters«, in: Zeitschrift für Sexualforschung 5, S. 161–234.
Jones, E. (1962), Sigmund Freud – Leben und Werk (Bd. III), Bern: Huber.
Katalog (1993) (zur Ausstellung »Die Freudianer« – Photographien vom 13. Internationalen Psychoanalytischen Kongreß in Luzern 1934), Jüdisches Museum der Stadt Wien.
Klotter, C. (1998), »Der Fall Wilhelm Reich Ein Fall für die Psychoanalyse oder die Psychoanalyse als Fall«, in: Journal für Psychologie 6 (Heft 4), S. 81–86.
Körner, J. (1997), (DPG-)Mitglieder-Rundschreiben Nr. 40, Berlin: Masch
Körner, J. (1999), (DPG-)Mitglieder-Rundschreiben Nr. 47, Berlin: Masch.
Landauer, K. (1934), (Rezensionen von: Reich, W., Massenpsychologie des Faschismus. Zur Sexualökonomie der politischen Reaktion und zur proletarischen Sexualpolitik. Kopenhagen: Verlag für Sexualpolitik 1933; und: Reich, W., Charakteranalyse. Wien: Selbstverlag 1933), in: Zeitschrift für Sozialforschung 3, S. 106f.
Lockot, R. (1985), Erinnern und Durcharbeiten. Zur Geschichte der Psychoanalyse und Psychotherapie im Nationalsozialismus, Frankfurt am Main: Fischer.
Lockot, R. (1994), Die Reinigung der Psychoanalyse. Die Deutsche Psychoanalytische Gesellschaft im Spiegel von Dokumenten und Zeitzeugen (193 –1951), Tübingen: edition diskord.
Lothane, Z. (2001 a), »Introduction: Psychiatry, Psychotherapy, and Psychoanalysis in the Third Reich«, in: The Psychoanalytic Review 88, S. 143–153.
Lothane, Z. (2001 b), »The Deal with the Devil to ›save‹ Psychoanalysis in Nazi Germany«, in: The Psychoanalytic Review 88, S. 195–224.
Lohmann, H.-M. (1998), Bemerkung [zur Frage, ob Helmut Dahmer seine Stellung als leitender Redakteur der Psyche »infolge« der von ihm ausgelösten Kontroverse über die Geschichte der Psychoanalyse zur NS-Zeit verlor], in: Psyche 52, S. 194.
Müller-Braunschweig, C. (1933), »Psychoanalyse und Weltanschauung«, in: Reichswart 22. 10. 1933.
Müller-Braunschweig, C. (1935), »Nationalsozialistische Idee und Psychoanalyse« (zit. n. Faksimile in: K. Brecht et al. (Hg.), »Hier geht...«, S. 167).
Nagler, N. (1998), »Die Leidenschaft der Kritik. Wilhelm Reichs marxistische Psychoanalyse und die gegen ihn gerichtete freudianische Vereinspolitik der Identitätsvernichtung«, in: Integrative Therapie 24, S. 131–170.
Nitzschke, B. (1999 a), »Psychoanalyse im Nationalsozialismus. Aktuelle Konsequenzen einer historischen Kontroverse: der ›Fall‹ Wilhelm Reich«, in: Psychotherapie, Psychosomatik, medizinische Psychologie 49, S. 131–138.
Nitzschke, B. (1999 b), »Psychoanalysis during National Socialism. Present-day Consequences of a Historical Controversy in the ›Case‹ of Wilhelm Reich‹, in: The Psychoanalytic Review 86, S. 349–366.
Nitzschke, B. (2000 a), »Verinnerlichung äußerer Konflikte – Entäußerung innerer Konflikte. Über einige Gemeinsamkeiten und Differenzen zwischen Otto Gross, Wilhelm Reich und Sigmund Freud«, in: R. Dehmlow/G. Heuer (Hg.), 1. Internationaler Otto Gross Kongreß. Bauhaus Archiv, Berlin 1999, Marburg/Hannover: Verlag Literatur Wissenschaft.de/Lauernetius, S. 39–54.
Nitzschke, B. (2000 b), »Psychoanalyse im ›Dritten Reich‹ und die Folgen für die psychoanalytische Geschichtsschreibung nach 1945«, in: L. Opher-Cohn/J. Pfäfflin/B. Sonntag/B. Klose/P. Pogany-Wnendt (Hg.), Das Ende der Sprachlosigkeit? Auswirkungen traumatischer Holocaust-Erfahrungen über mehrere Generationen, Giessen: Psychosozial Verlag, S. 215–242.
Petzold, H. G. (1996), »Offener Brief an die psychoanalytischen Fachgesellschaften«, in: Integrative Therapie 22, S. 489f.
Petzold, H. G. (1998), Kollektives Gedächtnis, Identitätsprozesse und Psychotherapie, in: Integrative Therapie 24,, S. 123-130.
Redaktion der Zeitschrift Psyche (Hg.) (1984), Psychoanalyse unter Hitler. Dokumentation einer Kontroverse, Frankfurt am Main: Masch.
Reich, W. (1932), Der Einbruch der Sexualmoral, Berlin: Sexpol.
Reich, W. (1933 a), Massenpsychologie des Faschismus, Kopenhagen: Verlag für Sexualpolitik.
Reich, W. (1933 b), Charakteranalyse, Wien: Selbstverlag.
Reich, W. (1935), »Der Ausschluß Wilhelm Reichs aus der Internationalen Psychoanalytischen Vereinigung«, in: Zeitschrift für politische Psychologie und Sexualökonomie 2, S. 54–61 (anonym erschienen).
Rothländer, C. (1998), »›Und mit der Hausmusik ging er in den Tod …‹. Über das Leben des Wiener Psychoanalytikers Karl von Motesiczky«, in: Werkblatt. Zeitschrift für Psychoanalyse und Gesellschaftskritik Nr. 41 (Heft 2), S. 3–33.
Rothländer, C. (2000), »Es war einmal ... eine Gedenkstätte. Über das Leben des Wiener Psychoanalytikers Karl von Motesiczky und den Umgang mit seiner Geschichte«, in: Pulsationen (Wien) Nr. 36, S. 5–23.
Schmeling, A. (1997), Der norwegische >Kulturradikalismus< und das Faschismusbild im Werk Sigurd Hoels in Relation zu den massenpsychologischen Theorien Wilhelm Reichs, FU Berlin: Magisterarbeit, Fach Skandinavistik.
Schmidt, G. (1997), »Stellungnahme zum Schreiben von Herrn Prof. Dr. H. G. Petzold an den Vorstand der Deutschen Psychoanalytischen Gesellschaft vom 9. 1. 97«, Berlin; Masch.
Schröter, M. (1998), »Manichäische Konstruktion. Kritik an zwei Studien über Wilhelm Reich und seine Konflikte mit der DPG/IPV (1933–34)«, in: Psyche 52, S. 176–196.
Schultz-Hencke, H. (1949), »Zur Entwicklung und Zukunft der psychoanalytischen Begriffswelt«, in: R. Lockot (1985), Erinnern und Durcharbeiten. Zur Geschichte der Psychoanalyse und Psychotherapie im Nationalsozialismus, Frankfurt am Main: Fischer, S. 343–346.
Wellendorf, F. (2001), (DPG-)Mitgliederrundschreiben Nr. 61, Berlin: Masch.
Zapp, G. (1980), Psychoanalyse und Nationalsozialismus. Untersuchungen zum Verhältnis Medizin/Psychoanalyse während des Nationalsozialismus, Kiel: Diss.